Hola a todos, soy Javier, el Jefe de Estudios. Me cuelo en este blog para contaros que me encanta leer. Siempre que puedo intento darle a mi cerebro una sobredosis de emociones leyendo un buen libro. Cada uno encuentra estas emociones en un tipo de libro, y yo desde hace tiempo las suelo encontrar en las novelas históricas. Es fascinante estar un buen rato sumergido en una historia que te transporte en el tiempo y te cuente como vivieron, amaron y sintieron personas que pisaron hace tiempo el mismo lugar que lo haces tú ahora. Me imagino las caras de las personas, sus ropajes, sus voces, hasta sus costumbres, etc. A veces me meto tanto en el relato, que me imagino que yo también soy un personaje de la historia, y que estoy allí calladito mirándolo todo. Estos relatos obligan al autor a documentarse, a veces durante años, antes de ponerse a escribir. Algunos de los libros que más me han gustado han sido El perfume de Patrick Suskind, El médico de Noah Gordon y Los pilares de la tierra de Ken Follet.
El libro que os recomiendo es una trilogía llamada La reina libertad (El imperio de las tinieblas, La guerra de las coronas, La espada resplandeciente) del francés Christian Jacq. Está basada en una historia que ocurrió en el antiguo Egipto y sobre la que los historiadores aún no se ponen de acuerdo. La reina Ahotep encabezó una rebelión que consiguió reconquistar Egipto de la invasión de los hicsos, un pueblo bárbaro del que se conoce muy poco. La historia está llena de referencias a la cultura egipcia, a la adoración de los dioses y a su orgullo como pueblo.
Quizás lo que menos me gusta de la novela son las continuas referencias que hace el autor a la magia y a lo esotérico, ya que le resta credibilidad; sin embargo, sirve para entender la visión que este pueblo tenía de la realidad que les rodeaba. En cambio, lo que más me gusta sin duda del libro es el propio argumento. Me parece increíble. No es necesario tener una gran imaginación para inventarte una buena historia, tan solo hay que rebuscar un poco en nuestro pasado; y digo nuestro porque la historia de la humanidad nos pertenece a todos, y conocerla es una forma de enriquecerte como persona.
Javier Fernández
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